martes, 28 de enero de 2014

La mente abierta y el corazón bien apretado

Sé que parezco un poco desaparecida, que leo vuestros blogs a trompicones, pero de verdad que estoy.
 
El tiempo es lo que me mata. Necesito unas 48 horas al día al menos y debo conformarme con la mitad.
 
Se acercan los exámenes de la uni y las entregas de trabajos y ya no me da más de sí la cabeza. Eso, el curro que me quita muchas horas, los magníficos proyectos de Abay en los que estoy embarcada, seguir colaborando con nuestra ECAI con las manos remangadas... Pues eso... que no me da la vidaaaa!!!
 
Pero no me da porque soy una egoísta y no quiero "bajarme" de nada. Yo solita soy la que le gusta vivir enredada, con la mente abierta, las manos en mil cosas, los ojos por todos lados y el corazón bien apretado.
 
Os mando muchos besos de cacao. Ojalá os lleguen a todos. Gracias por seguir "al pie de mi camino".
 

viernes, 24 de enero de 2014

Una historia para hoy: El Globo

Esta mañana me desperté con un cuento que una amiga blogguera y compañera de camino había publicado en su face. ¡¡¡Gracias Silvia!!! Y quería compartirlo, a mí me ha encantado, ojalá a vosotros también....
 
 
Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días atrás, por lo tanto no era una persona conocida.... 

En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes. En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo remontaba vuelo hacia el cielo.

Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno blanco...

Todos ellos remontaron vuelo al igual que el globo rojo...

El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.

Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor: Señor, si soltara usted el globo negro. ¿Subiría tan alto como los demás?

El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo: No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.