Primer mes…
Hace hoy justo un mes que nos
llamaron de la ECAI para decirnos que tenían en sus manos nuestra ecografía y
que seríamos papás de dos preciosidades etíopes.
Llevo desde entonces para
contároslo. Sí, lo sé, me matáis porque ha pasado un mes y me he guardado esta
noticia en el bolsillo (del corazón). Pero ya sabéis que sin juicio ni nada
pues… da bastante susto. Queremos ser muy precavidos pues todos los que estamos en este camino sabemos el momento tan delicado que supone. Pero también queremos compartir con vosotros nuestra inmensa felicidad esperando que lo mejor sea lo que termine por ocurrir.
A día de hoy seguimos sin fecha,
pues falta una carta de la región y hasta que no esté, no se puede solicitar
fecha de juicio. Y cuando la tengamos… pues a esperar lo mejor. Pero bueno,
para esto aún queda así que no vamos a pensar en mañana, quiero contaros “el
hoy”.
No puedo usar otra palabra que no
sea hijos, de verdad que no puedo aunque falten todavía escalones por subir y
piedras que superar en nuestro camino hacia ellos.
Empezaré hablando de hace unos
meses para terminar en hoy.
Llegó octubre del año pasado y
nuestros papeles caducaban, debíamos renovar. Llevábamos tanto tiempo en este
camino, y siempre habíamos pensado en familia numerosa, que veíamos que nuestro
sueño se desvanecía por momentos. Sumado a la situación de la adopción en
Etiopía que cada vez era más incierta y a las dificultades por las que nuestra
ECAI (como el resto) estaban y están pasando… pues nuestra historia se complicaba
mucho.
Así que solicitamos que nuestra
idoneidad se ampliara a dos hermanos, manteniendo también la posibilidad de
uno. Fue bastante duro y complicado en cuanto a la sesión con la trabajadora
social durante más de tres horas… pero nosotros lo teníamos tan claro que ni lo
peor que pudo pasar nos hizo tambalear.
Perdonad que empiece desde tan
atrás pero necesito armar la historia entera.
Estábamos esas semanas, hasta que
aceptaron nuestro nuevo CI, algo inquietos pues no las teníamos del todo con nosotros
de que esta ampliación llegara a buen puerto. Pero nuestro barco llegó y con
las mejores noticias, manteníamos nuestro primer CI y lo ampliábamos a
hermanos. ¡Estábamos felices! Aunque esto, éramos conscientes, no suponía que
con total seguridad fueran a llegar a nuestros brazos, pues podía ser que en
lugar de dos hermanos fuera un peque, lo cual nos parecía igual de estupendo.
Avanzo la película y nos volvemos
al 2 de julio cuando Pablo recibe la llamada de la ECAI y me llama. Estaba en
el colegio, jamás me llama porque sabe que no le puedo coger, por lo que al ver
su llamada pensé que algo grave pasaba pero no imaginé que era “esto” lo que
pasaba.
Al día siguiente cogíamos AVE a
Alicante para “conocerles”. Estábamos tan nerviosos y sí, por qué no decirlo,
asustados que apenas nos hablamos en el viaje. Necesitábamos verles para
creérnoslo del todo y encajar las piezas del puzle.
Mikiyas tiene 5 años, casi 6, y
todo lo que sabemos de él está en unos cuantos papeles. Además de ser guapísimo,
dicen esos papeles que, está sano resano y sabe contar y también el abecedario
y que se relaciona muy bien con los niños.
Etsegenet tiene 2 años y medio y
es una preciosidad igual que su hermano. También está sanísima y a ella le
gusta jugar al fútbol y dicen que canta canciones.
¿Acaso se puede soñar con unos
hijos mejores?
Si ya les queríamos sin
conocerles… imaginaros ahora.
Son de Adama (Nazret), por lo que
no hablan amharico si no oromo. Parece esta una frase sencilla que podría pasar
por alto, pero no lo haré porque esas pocas palabras encierran toda una
historia.
Creo que os conté que en marzo de
hace dos años viajamos Pablo y yo a Etiopía por primera vez y lo hicimos con
Paco, el presidente de Abay, que se ha convertido en un gran amigo y excelente
apoyo como padre adoptivo, como compañero… Es una persona increíble.
En este viaje conocimos Nazret,
qué casualidad. Teníamos mucho trabajo en Addis y poco pudimos salir de allí,
pero sí que fuimos a Nazret. La historia de este viaje me la guardo con vuestro
permiso y con todo mi cariño. La verdad es que me impresiona que justo fuéramos
allí. Los motivos de ese viaje eran varios pero lo que me queda en la cabeza es
que fuimos.
La siguiente parte de la frase es
“hablan oromo”. Nuestra ECAI hizo un pequeño diccionario amharico-español y la
verdad es que me había aprendido muchas palabras, eso sumado a los tres viajes
a Etiopía, pues la verdad es que sabía algunas palabras. Estaba encantada
porque podría “soltarles” algunas y quién sabe quizá entenderles otras cuantas.
Pero no, hablan oromo.
Y, ¿sabéis que hablan en mi
querida Walmara? ¡Exacto! Oromo. A mí ya no me parece casualidad si no
“destino”. En los tres viajes he visto crecer Walmara y la he querido desde el
minuto uno, sin embargo pocas palabras he sido capaz de aprenderme. Como bien
imagináis ya me he puesto las pilas con esto.
Quiero no ser una extraña para
nuestros hijos desde el primer momento. Sé que así ocurrirá, pero al menos
poder decirles unas palabras en su idioma y poder entender algo. Por lo que ya
estoy manos a la obra. Como buena maestra, haciendo bits de números y otras
palabras de uso diario en imágenes y en ambos idiomas. Así como un pequeño
diccionario que con ayuda de un amigo y compañero de Abay estoy haciendo.
Como vemos que esto se está
alargando con la espera de la dichosa carta estamos aprovechando a hacer muchas
cosas. Pablo ha desmontado el cuarto y montado de nuevo él solito y ha quedado
genial. Ya sólo falta que nos llegue la litera.
Yo me he desquitado comprando
algo de ropita para llevarnos allí, como no sé bien las tallas, pues he
comprado poquito “de más menos una”.
Y se van pasando los días y
seguimos sin noticias desde allí y sólo veo como la época de lluvias está cada
vez más cerca y sé lo que esto implica. Si no viajamos en unas semanas… pues ya
no lo haremos hasta octubre como pronto. Pero este pensamiento… lo dejo para
otra entrada, que no quiero terminar esta así.
Quiero terminarla con la
felicidad e ilusión que tenemos por sentirle ya tan cerca pudiéndoles poner
cara y deseando con todas nuestras fuerzas que todo salga bien. Y dándoos las
gracias por estos cuatro años a mi lado que espero que sean muchos más y pueda
presentaros pronto a nuestros a hijos y contaros de
ellos.
Bien sabéis que sin vosotros esto
no sería lo que es. Nunca dejaré de daros las GRACIAS porque nunca será
suficiente para agradecer el apoyo, cariño, escucha, comprensión, acogida,
empuje, alegría, ilusión… cientos de momentos que forman parte de esta historia
de amor que nos llevará hasta nuestros hijos.
El hilo rojo se va desenredando y
nos aproxima a ellos.