Aquí ando un domingo por la mañana... liada preparando la sesión para el próximo día de "Escuela de Padres" en nuestro colegio. Exactamente para dentro de 7 días. Sí, si, no suméis que nos toca currar el domingo que viene.
Y es que anoche tuvimos cumpleaños hasta las mil y me cuesta más que nunca ponerme al lio.
Por suerte el trabajo es compartido con mi amiga del alma, Mary. Ambas somos las encargadas de impartir las dos próximas sesiones de la escuela de padres. La verdad es que teníamos todas al papeletas para ello, pues somos coordinadoras de ciclo (ella de infantil y yo de primaria) y además las orientadoras del cole. Por lo que SÍ o SÍ no había tocado "el gordo".
Pero lo cierto es que no nos importa, de hecho nos encanta poder llegar a los padres de nuestro colegio. Aunque... el que sea en fin de semana, nos mata un poco.
La cuestión es que todo ha cambiado desde hace unos meses. Siempre he hablado desde "el otro lado" de la mesa. Desde que terminé la carrera me he sentado "enfrente" de los padres, les he animado, consolado, ayudado, orientado, guiado... y no ha sido fácil puesto que siempre he tenido niños y familias con una problemática que abordar.
Pero ahora todo es distinto. Me veo yo "al otro" lado dentro de unos años, desorientada, perdida, haciendo las cosas del revés... Y entonces me pregunto, ¿sabré hacerlo? Y no hay respuesta porque a veces sabremos y otras (muchas) no. Sin embargo, cuando miro alrededor y veo a nuestras familias, amigos, compañeros... sé que tendremos todas las "armas" a nuestro alcance para lograrlo.
Así que, si dentro de unos años tenéis que darme un capón, un grito, abrirme los ojos o echarme una buena bronca, estaré feliz de recibirlo. Por que vosotros sois ¡MI ESCUELA DE PADRES!
¡Feliz domingo amores!
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