sábado, 5 de febrero de 2011

Carta de un hijo adoptivo

Navegando por internet me he encontrado con esta conmovedora carta que escribe un hijo adoptivo, ya de adulto. Esta carta está contextualizada en una adopción nacional de los años 70.

Quería compartirla...

Me piden que hable de mi condición de hijo adoptivo. Es la primera vez que escribo sobre ello. Releo la primera frase y siento que hay algo extraño en esa denominación. Como si la etiqueta de “adoptivo” primara sobre la de hijo y el adjetivo modificara de forma radical la relación padre-hijo. Yo siempre he llamado a mis padres “padres”, no padres adoptivos. Incluso escribirlo me resulta molesto y desagradable. Se me podrá decir que ellos no me han dado la vida pero la gestación es un acontecimiento que dura nueve meses y poco más.

Ser padre es mucho más que una función biológica; es permitir que un niño se convierta en un adulto, es humanizar mediante la educación, la comprensión y el cariño.

Pienso en mi vida y sólo les veo a ellos. Soy consciente que no cumplieron la etapa biológica inicial pero no tiene la menor importancia puesto que lo más autentico de mí, lo más intrínsecamente humano, se ha formado gracias a las personas que me dieron todo para que eso fuera posible.

Hacia mis progenitores, a los que llamarles padres sería un exceso, no siento ningún rencor ni odio. Sólo un sincero agradecimiento y ternura. No les conozco ni tengo intención de conocerles. No tiene sentido.

La “llamada de la sangre” es algo que no me parece razonable. Tengo la impresión que ese sentimiento responde a una busqueda de justificaciones para frustraciones que no se saben resolver. Es posible que cuando se tienen problemas con la familia adoptiva se eche mano de razonamientos del tipo de: “vosotros no sois mis padres”, “si hubiera estado con mis verdaderos padres ahora estaría mejor”. Decir esas cosas es lo más inmediato, lo más sencillo en un momento de enfado. Siempre se tiende a creer que lo ajeno es estupendo y no se piensa, ni por un instante, que hubiera podido ser peor.

Sin embargo, intentar averiguar la identidad de un padre biológico es, desde mi punto de vista, no entender lo importante de la relación padre-hijo. Es negar esa relación. Lo esencial no está en la continuidad genética, sino en el vínculo que se construye entre los padres y el hijo, independientemente de los genes de cada uno. Reducir toda la paternidad a la función procreadora es una pobre simplificación.

Mis padres me informaron pronto del hecho. Sin embargo, con ocho años yo no era muy consciente de la situación. Las dudas y las cuestiones que no se pueden responder llegaron más tarde.

La pregunta última, en mi caso, ha sido cual fue la razón por la que mis padres biológicos me dieron la vida. ¿Por amor? ¿Una violación? ¿O un simple descuido en una noche loca? No hay respuesta. Pero se puede vivir con ello y ser feliz. ¿Acaso no es más importante lo que uno tiene por delante y lo que puede llegar a ser gracias al esfuerzo personal y a la ayuda de quienes me lo han dado y me lo siguen dando todo?

No hay padres adoptivos. Sólo hay padres. De la misma forma que no hay hijos adoptivos sólo hijos. Las etiquetas que se ponen detrás son, como el DNI, un mero trámite administrativo.

12 comentarios:

  1. Qué bonita Meri. Es una carta chulisima y real como la vida misma.
    Por cierto, una vez mas, enhorabuena por los ultinos pasos!!
    Mil besos

    ResponderEliminar
  2. Hola cariñet,

    creo que está carta ya la leí hace tiempo, pero no la recordaba bien..al releerla me he dado cuenta de que hay cosas que comparto a 100% pero cuando habla de la búsqueda de los origenes discrepo un poco...será mi hijo quien tenga la última palabra sobre esa búsqueda...y que la quiera realizar no me deja ami su madre, en segundo plano...

    Supongo que habrá de todo, y si, puede que haya personas que busquen sus origenes por puro despecho, pero dudo que el fondo sea ese.

    Muchos besitos y gracias por subirla...ahhh y que sepas que me sirve de consuelo saber que no soy la única que el sábado por la tarde se lo ha tirado estudiando-trabajando...jejej...consuelo de tontos...jejeje

    Chao!
    Ester

    ResponderEliminar
  3. Gracias guapa! a mí también me consuela...

    Estoy contigo respecto a lo que dices de la carta.

    Pero me encanta leer cuando dice que no hay padres adoptivos, "sólo padres".

    ¡Feliz domingo! Besitos.

    ResponderEliminar
  4. ¡¡¡Gracias "dtcres"!!!
    Pero... ¿quién eres? Ja, ja, jaaaa...
    ¡Más besos!

    ResponderEliminar
  5. Meri, es preciosa, auténtica y real como la propia vida.

    Un besote

    ResponderEliminar
  6. Hola Meri, mi nombre es Susan, es la primera vez que visito tu blog, no lo conocía y me ha gustado mucho. Ya tengo asignado dos hermanitos Etiopes y estoy viviendo casi lo más duro de esta primera etapa. Me ha encantado esta entrada, una carta preciosa y te felicito por tu blog, ya tienes una seguidora más.
    Un beso

    ResponderEliminar
  7. Hola Susan!!!
    Mil gracias por seguirnos en este blog.
    Qué envidia me das!!! Ya viste sus caritas???
    Ojalá los tengas pronto contigo!!!
    Mucho ánimo!!!
    Un besazo!!!

    ResponderEliminar
  8. Si, Meri, ya se como son y estoy loca por ir a buscarlos, es impresionante ese momento en que los ves por primera vez en foto, no quiero ni imaginar verlos en persona!!, no voy a poder dejar de llorar!! ¡se van a asustar!!
    Todo llega ya verás, ánimo!!

    ResponderEliminar
  9. Susan! Ja, ja, jaaaaaaaa... Seguro que yo también lloraré... Qué suerte que sean dos hermanitos!!! De qué edades? Con que ECAI lo tramitais? BS!

    ResponderEliminar
  10. Vamos con Mundiadopta, y acaban de cumplir 3 y 5 añitos, son niña y niño.
    Bss

    ResponderEliminar
  11. Qué pasadaaaaaaaaaaaaaaa!!! Ojalá vayáis a por ellos muy muy pronto!!! BS!!!

    ResponderEliminar

¡Me encantaría que dejases tu comentario!